El problema de las bolas de pelo.


El gato es conocido por ser uno de los animales más limpios y preocupados por su higiene: pasa hasta un tercio de su tiempo de vigilia acicalándose. Durante este peculiar ritual se asea lamiéndose el cuerpo. Mantiene su piel en buenas condiciones, la vuelve suave, brillante e impermeable, extendiendo con su lengua la grasa secretada por las glándulas cutáneas.

Sin embargo, durante la realización de este acto, tu felino ingiere mucho pelo, sobre todo en las dos épocas de muda que tienen lugar cada año. Los tricobezoares o bolas de pelo son cúmulos de cabello que transitan y se acumulan en el tracto digestivo de los animales. Normalmente, estas bolas suelen expulsarse a través de las heces o de vómitos y no suelen desencadenar ningún problema. Pero a veces, ingerir una cantidad excesiva provoca que el proceso de digestión se vea afectado,más aún cuando tu felino no es capaz de expulsarlas de ninguna de las maneras.

Los mininos más propensos a sufrir este problema son los de pelo largo o semilargo, como el Persa o el Bosque de Noruega. Los gatos viejos también padecen este problema porque tienen menos fuerza para asearse, poseen el sistema digestivo más lento y la eliminación de pelo es más complicada que en el caso de los ejemplares jóvenes. A pesar de ello, ninguna raza está exenta de padecer esta dolencia.

El precio del aseo diario

Es importante que tomes medidas para prevenir esta patología. Para ello, tienes que ayudar a tu gato a liberarse del exceso de pelo muerto y evitar así que lo trague. En primavera y otoño, estaciones que coinciden con la muda de pelo, la ingestión es mayor, por lo que deberás cepillar a tu mascota todos los días.


El cepillo se usa primero a contrapelo para eliminar los mechones muertos y después, en el otro sentido. Al terminar, pasa una toalla húmeda por el cuerpo del animal para retirar aquellos pelos que no ha recogido el peine. Si tu gato ha llegado a la vejez, será conveniente que realices esta acción cotidianamente para evitarle ingestas innecesarias.

También puedes añadir en su dieta un mayor contenido de fibra, ya sea en forma de salvado o de vegetales. Este elemento le ayudará a expulsar el pelo fácilmente, logrando que su sistema digestivo funcione perfectamente.

Remedios naturales

La creencia popular de que a los gatos les encanta morder las plantas está muy extendida. Esta conducta es castigada por los dueños cuando, en realidad, debería ser premiada. Tu minino no se come las plantas porque quiera destruirlas, sino porque su organismo se lo pide, es decir, necesita purgarse para eliminar esos ovillos que le están produciendo fuertes molestias estomacales.

No obstante, no es válido cualquier tipo de planta. En las tiendas de animales especializadas encontrarás la denominada hierba para gatos, sólo tendrás que humedecerla y dejarla al sol indirecto. En siete días habrá crecido lo suficiente como para que tu gato pueda disfrutarla. Son semillas de cebada, trigo o avena que vienen preparadas para ser cultivadas. Por otro lado, existen dos tipos de pasto que generalmente encantan a los gatos: la Valeriana y la Nepeta cataria.

Comer hierbas y otras plantas específicas provocarán el vómito y tu gato expulsará las bolas de pelo. Acto seguido, se encontrará mucho mejor y comenzará a comer y a jugar de nuevo. Otro remedio efectivo para que las expulse es untar vaselina en la pata del minino que, amparándose en su pulcritud, comenzará a lamerse; así conseguiremos que ingiera este remedio. Alternativas que apreciará más son el aceite de parafina líquida o la mantequilla, actuando esta última como laxante. Sin embargo, es importante que no abuses de este producto porque contiene mucha grasa.

Cuando los síntomas se agravan


Si tu pequeño amigo sufre este mal, se mostrará decaído y con malestar general: arcadas, vómitos, regurgitaciones, gastritis, estreñimiento o inapetencia son síntomas evidentes de esta afección. Si este cuadro dura más de tres días visita al veterinario para que emita un diagnóstico adecuado.

Hablamos de una patología que en un principio no es peligrosa pero, si dejamos que el problema avance podemos llegar incluso al extremo de que tengan que intervenirle quirúrgicamente. Para prevenir esta enfermedad, vigila a tu gato y juega con él más para que no se acicale tan a menudo y esté distraído en tu compañía.

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Fuente: Facilisimo